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PEDRO VELARDE : PLAZA DE VELARDE o PLAZA DE PORTICADA SANTANDER

PEDRO VELARDE
PLAZA DE VELARDE
PLAZA PORTICADA
Espagne – España – 西班牙 -Испания – スペイン
communauté autonome de Cantabrie
Cantabria

PEDRO VELARDE
Cantabrie 19 octobre 1779 – Madrid 2 mai 1808

SANTANDER
桑坦德
サンタンデル
Сантандер

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Photos Jacky Lavauzelle

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SANTANDER
PEDRO VELARDE
PLAZA DE VELARDE
O
PLAZA DE PORTICADA

Pedro Velarde
Santander
LA CELEBRATION DU 2 MAI 1808 à MADRID

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pedro-velarde-2-mai-1808-madrid-joaquin-sorollaLa mort de Pedro Velarde
 Parc d’Artillerie de Monteleón
2 mai 1808
Joaquín Sorolla

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L’ENTERREMENT D’APRES GOYA
de Luis Daoíz & Pedro Velarde
par Théophile Gautier

Une simple couche de chaux remplaçait sur la muraille le papier et la tenture ; un miroir dont l’étamage rayé ne reflétait que fort imparfaitement la charmante figure qui le consultait ; une statuette en plâtre de saint Antoine, accompagnée de deux vases de verre bleu contenant des fleurs artificielles ; une table de sapin, deux chaises et un petit lit recouvert d’une courtepointe de mousseline avec des volants découpés en dents de loup, formaient tout l’ameublement. N’oublions pas quelques images de Notre-Dame et des saints, peintes et dorées sur verre avec une naïveté byzantine ou russe, une gravure du Deux-Mai, l’enterrement de Daoiz et Velarde, un picador à cheval d’après Goya, plus un tambour de basque faisant pendant à une guitare : par un mélange du sacré et du profane, dont l’ardente foi des pays vraiment catholiques ne s’alarme pas, entre ces deux instruments de joie et de plaisir s’élevait une longue palme tire-bouchonnée, rapportée de l’église le jour de Pâques fleuries.

Théophile Gautier
Militona
1847
Hachette 1860

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L’OBELIQUE DU 2 MAI A MADRID
vue par John Lemoinne en 1858

Au printemps, on se promène avant dîner, vers six ou sept heures ; l’été, on dîne à six heures pour aller ensuite au Prado jusqu’à dix ou onze heures. De l’autre côté du Prado sont les jardins du Buen-Retiro ; pour y aller, on passe auprès d’un obélisque appelé le monument du 2 mai, élevé à la mémoire des hommes qui, le 2 mai 1808, donnèrent le premier signal de la guerre de l’indépendance. Le dos de mayo est fidèlement observé à Madrid ; il est désigné dans le calendrier sous le titre de aniversario por los difuntos primeros martires de la libertad española, fête nationale, deuil de cour. Ce jour-là aussi, les journaux paraissent encadrés de noir. Je connais des Parisiens à qui le monument du 2 mai déplaît, et qui n’ont pas l’air de se douter que toutes les rues neuves de Paris et la noblesse neuve de France portent des noms destinés à rappeler des victoires et des conquêtes dont le souvenir est probablement fort peu agréable aux étrangers.— Un peu plus loin encore est le musée ; en continuant, on arrive à la gare du chemin de fer, près de l’église et du couvent d’Atocha, où il y a une Vierge miraculeuse très renommée, et où les reines d’Espagne vont faire leurs relevailles.

John Lemoinne
Quelques Jours en Espagne
Revue des Deux Mondes
 2e période, tome 16, 1858
pp. 423-445

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Ayuntamiento de Santander Casa Consistorial de Santander

Ayuntamiento de Santander
Casa Consistorial de Santander
Espagne – España – 西班牙 -Испания – スペイン
communauté autonome de Cantabrie
Cantabria

SANTANDER
桑坦德
サンタンデル
Сантандер

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Photos Jacky Lavauzelle

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SANTANDER
Ayuntamiento de Santander
Casa Consistorial de Santander

 Plaza del Ayuntamiento
Santander

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Proyecto de Estatuto de Autonomía Cántabro-Castellano de 1936
Projet de Statut d’Autonomie cantabrique-castillan de 1936

Proyecto de Estatuto de Autonomía presentado en 1936 en algunos medios de comunicación locales de Santanter por el Partido Republicano Federal. Con fecha de 5 de junio de 1936 se presentó al Ayuntamiento de Santander, y con fecha de 8 de junio a la Diputación.

El Partido Republicano Federal de Santander, ha nombrado entre sus afiliados una Comisión con el encargo de redactar un bosquejo de lo que pudieran ser los principios básicos en que podría articularse un Estatuto CANTABRO-CASTELLANO, bosquejo que ahora se somete a la consideración de la Asamblea de su Partido y también se pone a estudio de cuantas entidades se consideren interesadas por la implantación en nuestra comarca de un régimen federativo, práctico y moderno.

Decimos “que podría articularse” porque, en realidad, la Comisión encargada de presentar este bosquejo, no tiene la pretensión de que su estudio sea definitivo, y tan sólo se limita a presentarlo como base de estudio y discusión entre todos los directamente interesados en los problemas autonómicos, los que en definitiva serían quienes marcarían la estructura y extensión del Estatuto. Esta Comisión quedará, pues, muy agradecida de la atención que se la preste, y desea que el tema sea bien estudiado por todos. Como en nuestro trabajo no ponemos ni orgullo ni pasión, estamos muy dispuestos a recoger cuantas observaciones se nos hagan, aceptando de antemano todas aquellas enmiendas que se formulen, derivadas de un serio estudio del asunto.

Deseamos explicar por qué empleamos la expresión CANTABRO-CASTELLANO al hablar de este proyecto de estatuto. Sabido es que la moderna demarcación de las provincias españolas no corresponde en su totalidad, al verdadero lazo étnico que liga a las diferentes comarcas nacionales. No pretendemos fatigar vuestra atención con largas citas históricas ni entra tampoco en nuestro ánimo entablar controversia con otras provincias españolas, pero ateniéndonos a la realidad, no se nos oculta que pueden existir, y que de hecho existen, algunos ayuntamientos del litoral cantábrico y otros del interior de Castilla -quizá en número o extensión equivalentes a una provincia completa- que, si bien no pertenecen por si actual división territorial a la provincia de Santander, con todo, por afinidad de intereses y relaciones y también por los mismos lazos antes indicados, desearían incorporarse al Estado que formulamos. Esta es una realidad derivada de lazos intensos y continuos que son del conocimiento de todos, como en la conciencia de todos está también que hay actualmente ayuntamientos que corresponden a nuestra provincia, y sin embargo, por sus afinidades y relaciones con otras limítrofes, o quizá motivado por imperfecciones que hay en las modernas demarcaciones provinciales, es el hecho que ellos siente apetencias de un completo desembrague para incorporarse a aquellas con las que se creen mas ligados. Este hecho real es el que nos ha movido a dar al Cantón Regional el titulo de CANTABRO-CASTELLANO.

Entendemos que el Estatuto que en definitiva ha de adoptarse, debe ser el que corresponde a un estado que comienza ahora su vida y por lo tanto sus aspiraciones han de ser modestas. No ignoramos que nuestra comarca tiene, desde luego, una personalidad acusada como ente político, pero, dando de lado toda la investigación histórica, que forzosamente tendría que ser muy remota, la que podría confirmarnos plenamente del hecho de que en otros tiempos ya gozó nuestra comarca de plena autonomía, constituyendo un Estado independiente, antes de unirse a las demás regiones que han formado la nación española. Esto, aparte de su interés histórico, no podría servirnos de base para recabar de pronto la organización del estado en toda su perfección, ni acaso nos ayudaría en nada el trabajo de desenterrar toda aquella antigua administración, que difícilmente encajaría en las necesidades que han traído los modernos problemas, mucho mas complejos que los que se conocían en épocas pretéritas. Además el tiempo ha intervenido sino en parte limitadísima en la administración de su propia riqueza, delegando esta función casi por completo en un centralismo absorbente, dificultaría ahora, de momento, el intento de afrontar la totalidad de responsabilidades que caben esperar de un Estado constituido ya de largos años.

Esto obliga a que nos limitemos en el presente bosquejo a recabar como facultades exclusivas del poder regional aquellos servicios que directamente le interesan, junto con la administración de riqueza que nace y se desarrolla en el suelo, aspirando también a la necesaria autonomía para solucionar los problemas de la tierra, dentro de los principios de una más justa y eficiente parcelación, como también aquellos con problemas de higiene, etc., que la interesan tan de cerca y que se debe solucionar por si, dentro de sus recursos. Esto no es obstáculo, al contrario, ayudarían en su debido tiempo en que, según el Estado vaya adquiriendo un encaje cada vez más perfecto en su administración, adquiera a la vez mayor amplitud en sus responsabilidades, mediante los sucesivos pactos que había de realizar con la República española.

Tratamos, pues, de encauzar la federación del Estado CANTABRO-CASTELLANO con el resto de España. La base de esta federación sería el pacto, sin perder nunca de vista nuestra relación espiritual y material con el resto de la nación española, y teniendo también en cuenta la suprema conveniencia de la unidad nacional, bien entendido que en este respecto, mucho más nos entusiasma la FEDERACIÓN IBÉRICA, con todo lo que esta ultima palabra expresa, y aún nuestras aspiraciones federativas llegan mucho más lejos en su ambición, mirando con firmes esperanzas a aquellos países de nuestra raza y de nuestro idioma, situados al otro lado del Atlántico.

Considerando que el individuo, verdadera célula de la sociedad, ha de contar asegurados y firmes un conjunto de derechos que hoy son postulado de todos los países civilizados, el pacto comprendería las debidas garantías para esos derechos humanos, que no podrían quedar a merced de iniciativas regionales, ni aun siquiera nacionales.

Hechas estas declaraciones, nos permitimos proponer aquellas bases sobre las que, según nuestro modesto parecer, debe descansar el Estatuto CANTABRO-CASTELLANO. Algunas de estas bases serán desde luego de un carácter más fundamental que otras; unas se referirán a la constitución y funcionamiento de los organismos regionales o a las facultades y jurisdicción de dichos organismos. Algunas se referirán al enlace o vínculo de la región con el resto de la nación, y otras, a las atribuciones y jurisdicción del poder central en relación con el Estado federado.

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SANTANDER
Ayuntamiento de Santander
Casa Consistorial de Santander

SANTANDER (CANTABRIE) サンタンデル 桑坦德 Сантандер

Espagne – España – 西班牙 -Испания – スペイン
communauté autonome de Cantabrie
Cantabria

SANTANDER
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Photos Jacky Lavauzelle

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SANTANDER
桑坦德
サンタンデル
Сантандер

 

Paseo y jardines de Pereda
Paseo y jardines de Pereda
Monumento a José María de Pereda
Realizada por Lorenzo Coullaut Valera
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PEDRO VELARDE
PLAZA DE VELARDE
PLAZA DE PORTICADA
Célébration du 2 mai 1808
Celebración del 2 de mayo 1808

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Ayuntamiento de Santander
Casa Consistorial 
Plaza del Ayuntamiento
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CASA DE AHORROS SANTANDER Y CANTABRIA
PLAZA PORTICADA

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Calle Juan de Herrera
Iglesia de la Anunciación
 Iglesia de La Compañía de Santander
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Calle San José
IGLESIA DEL SAGRADO CORAZON DE JESUS
JESUITAS
1890

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santander-joris-hoefnagel
Joris Hoefnagel
fin du XVIe siècle

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SANTANDER dans
Les Cinq Sous de Lavarède
de Paul d’Ivoi
en1894

— Non, Lisbonne est l’escale des Messageries ; notre première escale, à nous, est Santander.
— Est-ce que nous prendrons des passagers là ?
— Oh ! non, il n’y a plus de cabines. Une seule est disponible, mais elle a été retenue télégraphiquement par un voyageur qui nous attend aux îles Açores, où nous toucherons après avoir vu le Portugal.
— Ce voyageur est-il Français ? Est-ce un compatriote ?
— Je ne le pense pas… du moins à en juger par son nom, ou plutôt par ses noms Don José de Courramazas y Miraflor.
— Oh ! Oh ! Cela sent en effet son hidalgo.

La traversée se poursuivit sans encombre ; le surlendemain du départ, on était en vue de la côte d’Espagne ; on atterrissait à Santander, où l’on devait rester un jour, et nos amis débarquèrent.

La belle floraison de ce pays, le ciel d’un limpide azur n’étaient pas ce qui les étonna le plus. C’est en visitant la cathédrale-mayor de Santander qu’ils trouvèrent leur plus curieuse impression de voyage.

Moyennant un franc vingt-cinq, Murlyton acheta au bedeau une indulgence, portant absolution pour le crime d’assassinat. Il avait le droit de tuer un homme et d’aller au ciel tout de même, mais à la condition de ne pas quitter Santander ; hors du diocèse, l’indulgence n’est plus valable.

Lavarède s’en amusait fort en revenant de visiter la ville pour se rembarquer avec les deux Anglais. Mais au moment où la Lorraine, accostée à quai, allait virer vers la pleine mer, un incident se produisit, qui ne laissa pas de l’inquiéter et de lui faire oublier la pittoresque acquisition…

Paul d’Ivoi
Les Cinq Sous de Lavarède
1894
pp. 27-42

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Lorenzo Coullaut Valera Sculpteur Espagnol – Escultor Español

Espagne – España – 西班牙 -Испания – スペイン

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Photos Jacky Lavauzelle

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Lorenzo Coullaut Valera

Sculpeur espagnol
Escultor español

Marchena 1876 – Madrid 1932

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Monumento a Miguel de Cervantes
Monument à Miguel de Cervantes
Plaza de España
Madrid
PLACE D’ESPAGNE
Площадь Испании
西班牙广场
Plaza de España Place d'Espagne Madrid Artgitato 5 Cervantes

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Monumento a José María de Pereda
Monument à Jose Maria de Pereda
Santander
Cantabria – Cantabrie
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Monumento a José María de Pereda – Lorenzo Coullaut Valera

Monumento a José María de Pereda
Lorenzo Coullaut Valera
Espagne – España – 西班牙 -Испания – スペイン
communauté autonome de Cantabrie
Cantabria

SANTANDER
桑坦德
サンタンデル
Сантандер

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Photos Jacky Lavauzelle

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SANTANDER
Paseo y jardines de Pereda
Paseo y jardines de Pereda
Monumento a José María de Pereda
Realizada por Lorenzo Coullaut Valera

Monumento a José María de Pereda
José María de Pereda y Sánchez Porrúa
6 février 1833 Polanco, Cantabrie -1er mars 1906 Santander
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Monumento a José María de Pereda

Autor costumbrista, critico y desmitificador de la vida campesina y marinera de la región
Critique des vies campagnardes et maritimes de la région
En la parte baja, y rodeando la roca, se recogen cinco altorelieves en bronce inspirados es sus novelas mas destacadas :
Sur la partie basse  et la roche environnante, cinq haut-relief en bronze inspirés de ses romans les plus remarquables:
Sotileza (vida y costumbres de los pescadores)
La Leva (las penalidades del reclutamiento forzoso)
El sabor de la tierruca (deliciosamente costumbrista)
La Puchera (las duras condiciones en el medio rural)
Peñas Arriba (obra cumbre donde el verdadero protagonista es el abrupto paisage de « La Montana »

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Sólo las mujeres saben amar.
Seules les femmes savent aimer.
La gramática del amor
La grammaire de l’amour

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José María de Pereda
Œuvre
Obra

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El amor florece en todas las estaciones, en los más diversos climas y en casi todos los corazones.
L’amour fleurit en toutes saisons, dans divers climats et dans presque tous les cœurs.

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Lorenzo Coullaut Valera
Sculpeur espagnol
Escultor español
Marchena 1876 – Madrid 1932
:
Monumento a Miguel de Cervantes
(plaza de España Madrid)

 

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SANTILLANA DEL MAR – Сантильяна-дель-Мар – サンティジャーナデルマル 桑蒂拉納大海

Espagne – España – 西班牙 -Испания – スペイン
communauté autonome de Cantabrie
Cantabria
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SANTILLANA DEL MAR
Сантильяна-дель-Мар
サンティジャーナデルマル
桑蒂拉納大海
坎塔布里亚区
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Photos Jacky Lavauzelle

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SANTILLANA DEL MAR
Сантильяна-дель-Мар
サンティジャーナデルマル
桑蒂拉納大海
坎塔布里亚区

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Colegiata de Santillana del Mar
La Collégiale romane Sainte Julienne

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Calles de Santillana del Mar
Rues de Santillana del Mar

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Museo Diocesano Regina Coeli
Musée diocésain Régina Coeli

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Museo y  Fundación Jesús Otero
Musée et Fondation Jésus Otero
Plaza Abad Francisco Navarro

Exteriores del Museo
Les extérieurs du Musée

Escultures de Jesús Otero Oreña
Sculptures de Jesús Otero Oreña

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VOYAGE EN ESPAGNE – Viajar a España – 西班牙 – Испания – スペイン

Photo Jacky Lavauzelle

Viajar a España
Voyage en Espagne




 

 ESPAGNE – ESPAÑA
西班牙
スペイン
Испания

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 Espagne – España

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A CORUÑA
LA COROGNE
科伦纳
コラナ
Corunna
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Bilbao
ビルバオ – 毕尔巴鄂
Бильбао
Bilbo
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VISITE DE BURGOS 
Visita a Burgos
Тур Бургос
布尔戈斯
ブルゴス
Бургос

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OÑA
provincia de Burgos
Province de Burgos
Castilla la Vieja
comunidad autónoma de Castilla y León

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Caceres
La Perle de l’Estrémadure

Caceres Artgitato Espagne 9

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Guadalajara
Le Palais de l’Infantado
Palacio del Infantado

Guadalajara Palais de l'Infantado Artgitato Palacio del Infantado 1

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Huesca
La cathédrale
Catedral de Santa María

Catedral de Santa María de Huesca Cathédrale de Huesca Artgitato 2




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Madrid – Мадрид  马德里
Visite de Madrid
Visita a Madrid
Визит в Мадрид
观光马德里

Paseo del Prado Museo del Prado Velasquez artgitato 0*

Salamanca
Salamanque 萨拉曼卡 –  サラマンカ
Quod natura non dat, Salmantica non præstat 
Plaza de Toros

Salamanca Artgitato 30

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CANTABRIE – CANTABRIA
SANTANDER
サンタンデル
桑坦德
Сантандер
monumento-a-jose-maria-de-pereda-santander-artgitato-6

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CANTABRIE – CANTABRIA
SANTILLANA DEL MAR
Сантильяна-дель-Мар 
サンティジャーナデルマル
桑蒂拉納大海

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Sevilla – Séville
Севилья – 塞维利亚
セビリア
Plaza de
España – Place d’Espagne
Les Bancs des Provinces Espagnoles

Sevilla Plaza de España Artgitato 00

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TOLEDE – TOLEDO
トレド – 托莱多
Толедо

Senda Ecologica Toledo Tolède Chemin Ecologique du Tage Artgitato 2

 

 

Val d’Aran
Bossost – Église de l’Assomption de Bossòst
Vielha
 – Saint Michel – Sant Miquel
Salardú Capitale du Naut Aran – Val d’Aran – L’église Sant Andreu – XIIIe siècle
Salardú Capitale du Naut Aran Val d'Aran Artgitato Pyrénées Espagne 10

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Espagne – España

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Le
Voyage en Espagne
de Téophile Gautier
Chapitre III
La moitié du pont de la Bidassoa appartient à la France, l’autre moitié à l’Espagne, vous pouvez avoir un pied sur chaque royaume, ce qui est fort majestueux : ici, le gendarme grave, honnête, sérieux, le gendarme épanoui d’avoir été réhabilité, dans Les Français de Curmer, par Édouard Ourliac ; là, le soldat espagnol, habillé de vert, et savourant dans l’herbe verte les douceurs et les mollesses du repos avec une bienheureuse nonchalance. Au bout du pont, vous entrez de plain-pied dans la vie espagnole et la couleur locale : Irun ne ressemble en aucune manière à un bourg français ; les toits des maisons s’avancent en éventail ; les tuiles, alternativement rondes et creuses, forment une espèce de crénelage d’un aspect bizarre et moresque. Les balcons très saillants sont d’une serrurerie ancienne, ouvrée avec un soin qui étonne dans un village perdu comme Irun, et qui suppose une grande opulence évanouie. Les femmes passent leur vie sur ces balcons ombragés par une toile à bandes de couleurs, et qui sont comme autant de chambres aériennes appliquées au corps de l’édifice ; les deux côtés restent libres et donnent passage à la brise fraîche et aux regards ardents ; du reste, ne cherchez pas là les teintes fauves et culottées (pardon du terme), les nuances de bistre et de vieille pipe qu’un peintre pourrait espérer : tout est blanchi à la chaux selon l’usage arabe ; mais le contraste de ce ton crayeux avec la couleur brune et foncée des poutres, des toits et du balcon, ne laisse pas que de produire un bon effet.

Les chevaux nous abandonnèrent à Irun. On attela à la voiture dix mules rasées jusqu’au milieu du corps, mi-partie cuir, mi-partie poil, comme ces costumes du Moyen Age qui ont l’air de deux moitiés d’habits différents recousues par hasard ; ces bêtes ainsi rasées ont une étrange mine et paraissent d’une maigreur effrayante ; car cette dénudation permet d’étudier à fond leur anatomie, les os, les muscles et jusqu’aux moindres veines ; avec leur queue pelée et leurs oreilles pointues, elles ont l’air d’énormes souris. Outre les dix mules, notre personnel s’augmenta d’un zagal et de deux escopeteros ornés de leur trabuco (tromblon). Le zagal est une espèce de coureur, de sous-mayoral ; qui enraye les roues dans les descentes périlleuses, qui surveille les harnais et les ressorts, qui presse les relais et joue autour de la voiture le rôle de la mouche du coche, mais avec bien plus d’efficacité. Le costume du zagal est charmant, d’une élégance et d’une légèreté extrêmes ; il porte un chapeau pointu enjolivé de bandes de velours et de pompons de soie, une veste marron ou tabac, avec des dessous de manches et un collet fait de morceaux de diverses couleurs, bleu, blanc et rouge ordinairement, et une grande arabesque épanouie au milieu du dos, des culottes constellées de boutons de filigrane, et pour chaussure des alpargatas, sandales attachées par des cordelettes ; ajoutez à cela une ceinture rouge et une cravate bariolée, et vous aurez une tournure tout à fait caractéristique. Les escopeteros sont des gardiens, des miqueletes destinés à escorter la voiture et à effrayer les rateros (on appelle ainsi les petits voleurs), qui ne résisteraient pas à la tentation de détrousser un voyageur isolé, mais que la vue édifiante du trabuco suffit à tenir en respect, et qui passent en vous saluant du sacramentel : Vaya usted con Dios ; allez avec Dieu. L’habit des escopeteros est à peu près semblable à celui du zagal, mais moins coquet, moins enjolivé. Ils se placent sur l’impériale à l’arrière de la voiture, et dominent ainsi la campagne. Dans la description de notre caravane, nous avons oublié de mentionner un petit postillon monté sur un cheval, qui se tient en tête du convoi et donne l’impulsion à toute la file.

Avant de partir, il fallut encore faire viser nos passeports, déjà passablement chamarrés. Pendant cette importante opération, nous eûmes le temps de jeter un coup d’œil sur la population d’Irun qui n’a rien de particulier, sinon que les femmes portent leurs cheveux, remarquablement longs, réunis en une seule tresse qui leur pend jusqu’aux reins ; les souliers y sont rares et les bas encore davantage.

Un bruit étrange, inexplicable, enroué, effrayant et risible, me préoccupait l’oreille depuis quelque temps ; on eût dit une multitude de geais plumés vifs, d’enfants fouettés, de chats en amour, de scies s’agaçant les dents sur une pierre dure, de chaudrons raclés, de gonds de prison roulant sur la rouille et forcés de lâcher leur prisonnier ; je croyais tout au moins que c’était une princesse égorgée par un nécromant farouche ; ce n’était rien qu’un char à bœufs qui montait la rue d’Irun, et dont les roues miaulaient affreusement faute d’être suiffées, le conducteur aimant mieux sans doute mettre la graisse dans sa soupe. Ce char n’avait assurément rien que de fort primitif ; les roues étaient pleines et tournaient avec l’essieu, comme dans les petits chariots que font les enfants avec de l’écorce de potiron. Ce bruit s’entend d’une demi-lieue, et ne déplaît pas aux naturels du pays. Ils ont ainsi un instrument de musique qui ne leur coûte rien et qui joue de lui-même, tout seul, tant que la roue dure. Cela leur semble aussi harmonieux qu’à nous des exercices de violoniste sur la quatrième corde. Un paysan ne voudrait pas d’un char qui ne chanterait pas : ce véhicule doit dater du déluge.

Sur un ancien palais transformé en maison commune, nous vîmes pour la première fois le placard de plâtre blanc qui déshonore beaucoup d’autres vieux palais avec l’inscription : Plaza de la Constitucion. Il faut bien que ce qui est dans les choses en sorte par quelque côté : l’on ne saurait choisir un meilleur symbole pour représenter l’état actuel du pays. Une Constitution sur l’Espagne, c’est une poignée de plâtre sur du granit.

Comme la montée est rude, j’allai jusqu’à la porte de la ville, et, me retournant, je jetai un regard d’adieu à la France ; c’était un spectacle vraiment magnifique : la chaîne des Pyrénées s’abaissait en ondulations harmonieuses vers la nappe bleue de la mer, coupée çà et là par quelques barres d’argent, et grâce à l’extrême limpidité de l’air, on apercevait loin, bien loin, une faible ligne couleur saumon pâle, qui s’avançait dans l’incommensurable azur et formait une vaste échancrure au flanc de la côte. Bayonne et sa sentinelle avancée, Biarritz, occupait le bout de cette pointe, et le golfe de Gascogne se dessinait aussi nettement que sur une carte de géographie ; à partir de là, nous ne verrons plus la mer que lorsque nous serons en Andalousie. Bonsoir, brave Océan !

La voiture montait et descendait au grand galop des pentes d’une rapidité extrême ; exercices sans balancier sur le chemin roide, qui ne peuvent s’exécuter que grâce à la prodigieuse adresse des conducteurs et à l’extraordinaire sûreté du pied des mules. Malgré cette vélocité, il nous tombait de temps en temps sur les genoux une branche de laurier, un petit bouquet de fleurs sauvages, un collier de fraises de montagnes, perles roses enfilées dans un brin d’herbe. Ces bouquets étaient lancés par de petits mendiants, filles et garçons, qui suivaient la voiture en courant pieds nus sur les pierres tranchantes : cette manière de demander l’aumône en faisant d’abord un cadeau soi-même a quelque chose de noble et de poétique.

Le paysage était charmant, un peu suisse peut-être, et d’une grande variété d’aspect. Des croupes de montagnes dont les interstices laissaient voir des chaînes plus élevées, s’arrondissaient de chaque côté de la route ; leurs flancs gaufrés de différentes cultures, boisés de chênes verts, formaient un vigoureux repoussoir pour les cimes éloignées et vaporeuses ; des villages avec leurs toits de tuiles rouges s’épanouissaient au pied des montagnes dans des massifs d’arbres, et je m’attendais à chaque instant à voir sortir Kettly ou Gretly de ces nouveaux chalets. Heureusement, l’Espagne ne pousse pas l’opéra-comique jusque-là.

Des torrents capricieux comme des femmes vont et viennent, forment des cascatelles, se divisent, se rejoignent à travers les rochers et les cailloux de la manière la plus divertissante, et servent de prétexte à une multitude de ponts les plus pittoresques du monde. Ces ponts multipliés à l’infini ont un caractère singulier ; les arches sont échancrées presque jusqu’au garde-fou, en sorte que la chaussée sur laquelle passe la voiture semble ne pas avoir plus de six pouces d’épaisseur ; une espèce de pile triangulaire et formant bastion occupe ordinairement le milieu. Ce n’est pas un état bien fatigant que celui de pont espagnol, il n’y a pas de sinécure plus parfaite : on peut se promener dessous les trois quarts de l’année ; ils restent là avec un flegme imperturbable et une patience digne d’un meilleur sort, attendant une rivière, un filet d’eau, un peu d’humidité seulement ; car ils sentent bien que leurs arches ne sont que des arcades, et que leur titre de pont est une pure flatterie. Les torrents dont j’ai parlé tout à l’heure ont tout au plus quatre à cinq pouces d’eau ; mais ils suffisent pour faire beaucoup de bruit et servent à donner de la vie aux solitudes qu’ils parcourent. De loin en loin, ils font tourner quelque moulin ou quelque usine au moyen d’écluses bâties à souhait pour les paysagistes ; les maisons, dispersées dans la campagne par petits groupes, ont une couleur étrange ; elles ne sont ni noires, ni blanches, ni jaunes, elles sont couleur de dindes rôties : cette définition, pour être triviale et culinaire, n’en est pas moins d’une vérité frappante. Des bouquets d’arbres et des plaques de chênes verts relèvent heureusement les grandes lignes et les teintes vaporeusement sévères des montagnes. Nous insistons beaucoup sur ces arbres, parce que rien n’est plus rare en Espagne, et que désormais nous n’aurons guère occasion d’en décrire.

Nous changeâmes de mules à Oyarzun, et nous arrivâmes à la tombée de la nuit au village d’Astigarraga, où nous devions coucher. Nous n’avions pas encore tâté de l’auberge espagnole ; les descriptions picaresques et fourmillantes de Don Quichotte et de Lazarille de Tormes nous revenaient en mémoire, et tout le corps nous démangeait rien que d’y songer. Nous nous attendions à des omelettes ornées de cheveux mérovingiens, entremêlées de plumes et de pattes, à des quartiers de lard rance avec toutes leurs soies, également propres à faire la soupe et à brosser les souliers, à du vin dans des outres de bouc, comme celles que le bon chevalier de la Manche tailladait si furieusement, et même nous nous attendions à rien du tout, ce qui est bien pis, et nous tremblions de n’avoir rien autre chose à prendre que le frais du soir, et de souper, comme le valeureux don Sanche, d’un air de mandoline tout sec.

Profitant du peu de jour qui nous restait, nous allâmes visiter l’église qui, à vrai dire, avait plutôt l’air d’une forteresse que d’un temple : la petitesse des fenêtres percées en meurtrières, l’épaisseur des murs, la solidité des contre-forts lui donnaient une attitude robuste et carrée, plus guerrière que pensive. Cette forme se reproduit souvent dans les églises d’Espagne. Tout autour régnait une espèce de cloître ouvert, dans lequel était suspendue une cloche d’une forte dimension qu’on fait sonner en agitant le battant avec une corde, au lieu de donner la volée à l’énorme capsule de métal.

Quand on nous mena dans nos chambres, nous fûmes éblouis de la blancheur des rideaux du lit et des fenêtres, de la propreté hollandaise des planchers, et du soin parfait de tous les détails. De belles grandes filles bien découplées, avec leurs magnifiques tresses tombant sur les épaules, parfaitement habillées, et ne ressemblant en rien aux maritornes promises, allaient et venaient avec une activité de bon augure pour le souper qui ne se fit pas attendre ; il était excellent et fort bien servi. Au risque de paraître minutieux, nous allons en faire la description ; car la différence d’un peuple à un autre se compose précisément de ces mille petits détails que les voyageurs négligent pour de grandes considérations poétiques et politiques que l’on peut très bien écrire sans aller dans le pays.

L’on sert d’abord une soupe grasse, qui diffère de la nôtre en ce qu’elle a une teinte rougeâtre qu’elle doit au safran, dont on la saupoudre pour lui donner du ton. Voilà, pour le coup, de la couleur locale, de la soupe rouge ! Le pain est très blanc, très serré, avec une croûte lisse et légèrement dorée ; il est salé d’une manière sensible aux palais parisiens. Les fourchettes ont la queue renversée en arrière, les pointes plates et taillées en dents de peigne ; les cuillers ont aussi une apparence de spatule que n’a pas notre argenterie. Le linge est une espèce de damas à gros grains. Quant au vin, nous devons avouer qu’il était du plus beau violet d’évêque qu’on puisse voir, épais à couper au couteau, et les carafes où il était renfermé ne lui donnaient aucune transparence.

Après la soupe, l’on apporta le puchero, mets éminemment espagnol, ou plutôt l’unique mets espagnol car on en mange tous les jours d’Irun à Cadix, et réciproquement. Il entre dans la composition d’un puchero confortable un quartier de vache, un morceau de mouton, un poulet, quelques bouts d’un saucisson nommé chorizo, bourré de poivre, de piment et autres épices, des tranches de lard et de jambon, et par là-dessus une sauce véhémente aux tomates et au safran ; voici pour la partie animale. La partie végétale, appelée verdura, varie selon les saisons ; mais les choux et les garbanzos servent toujours de fond ; le garbanzo n’est guère connu à Paris, et nous ne pouvons mieux le définir qu’en disant : C’est un pois qui a l’ambition d’être un haricot, et qui y réussit trop bien. Tout cela est servi dans des plats différents, mais on mêle ces ingrédients sur son assiette de manière à produire une mayonnaise très compliquée et d’un fort bon goût. Cette mixture paraîtra tant soit peu sauvage aux gourmets qui lisent Carême, Brillat-Savarin, Grimod de La Reynière et M. de Cussy ; cependant, elle a bien son charme et doit plaire aux éclectiques et aux panthéistes. Ensuite viennent les poulets à l’huile, car le beurre est une chose inconnue en Espagne, le poisson frit, truite ou merluche, l’agneau rôti, les asperges, la salade, et, pour dessert, des petits biscuits-macarons, des amandes passées à la poêle et d’un goût exquis, du fromage de lait de chèvre, queso de Burgos, qui a une grande réputation qu’il mérite quelquefois. Pour finir, on apporte un cabaret avec du vin de Malaga, de Jeres et de l’eau-de-vie, aguardiente, qui ressemble à de l’anisette de France, et une petite coupe (fuego) remplie de braise pour allumer les cigarettes. Ce repas, avec quelques variantes peu importantes, se reproduit invariablement dans toutes les Espagnes…

Nous partîmes d’Astigarraga au milieu de la nuit ; comme il ne faisait pas clair de lune, il se trouve naturellement une lacune dans notre récit. Nous passâmes à Ernani, bourg dont le nom éveille les souvenirs les plus romantiques, sans y rien apercevoir que des tas de masures et de décombres vaguement ébauchés dans l’obscurité. Nous traversâmes, sans nous y arrêter, Tolosa, où nous remarquâmes des maisons ornées de fresques et de gigantesques blasons sculptés en pierre : c’était jour de marché, et la place était couverte d’ânes, de mulets pittoresquement harnachés, et de paysans à mines singulières et farouches.

À force de monter et de descendre, de passer des torrents sur des ponts de pierre sèche, nous arrivâmes enfin à Vergara, lieu de la dînée, avec une satisfaction intime, car nous n’avions plus souvenir de la jicara de chocolate avalée, moitié en dormant, à l’auberge d’Astigarraga.

Théophile Gautier
Voyage en Espagne
charpentier, 1859
Chapitre III

pp. 17-25

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